Hola, mi nombre es Óliver. Soy un niño muy alegre. Me gusta jugar, bailar, reír y explorar el mundo. Mi historia comienza en la barriga de mi mamá, cuando me diagnosticaron restricción de crecimiento intrauterino, lo que hizo necesario que naciera prematuro a las 36 semanas. Al nacer, tuve una apnea del recién nacido debido a mi pequeño tamaño y bajo peso, lo que provocó una hemorragia cerebral de grado IV. Me sometieron a tratamiento con especialistas, quienes indicaron que debíamos esperar a que creciera para evaluar las secuelas en mi desarrollo, dada la gravedad de la afectación. Empecé terapias físicas desde los 2 meses, y conforme crecía, se evidenció un retraso en el movimiento y una parálisis en el lado derecho de mi cuerpo.
Las terapias autorizadas por la EPS no eran especializadas para bebés, y no se observaban avances en mi recuperación. Durante uno de los controles, la pediatra del programa de canguro recomendó a mis padres Neuronabebé, y así llegamos a la doctora Mónica. Desde los 8 meses, comenzamos con la terapia Vojta, y los avances en mi rehabilitación fueron rápidos. Empecé a rodar, a sentarme, pude gatear, y hoy, a mis 16 meses, ya puedo caminar, comer solo y realizar todas las actividades propias de mi edad.
Agradezco enormemente a la doctora Mónica, cuyo esfuerzo y dedicación han sido fundamentales para mi recuperación.
También a todo el equipo de Neuronabebé, que continúa apoyándome con terapias de lenguaje y terapia Vojta en mi proceso de recuperación. Como padres de Óliver, estamos profundamente agradecidos con Dios por haber puesto en nuestras vidas a la doctora Mónica y a todo el equipo de Neuronabebé.
La recuperación de nuestro hijo es nuestra mayor felicidad, y el apoyo y acompañamiento que hemos recibido han sido fundamentales en este proceso.